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Cerdos

En las granjas de España viven 25 millones de cerdos. En España mueren cada año decenas de millones de cerdos.

En España, las explotaciones extensivas de cerdos se concentran principalmente en el sudoeste, concretamente en el ecosistema denominado Dehesa. Los cerdos explotados en ganadería extensiva suponen solamente el 8% del total. En estas granjas, los cerdos gozan de mayor libertad de movimiento, salvo en ciertos periodos. Por ejemplo, en el parto las madres son metidas en cubículos; y siempre que el ganadero considere necesario acelerar el engorde, los cerdos son confinados en cercados. Cuando el animal alcanza el peso esperado, es enviado al matadero, poniendo fin a su vida e ignorando que deseaba seguir viviendo.[1]

La gente tiene la impresión de que los animales no sufren en las granjas extensivas o “ecológicas”, y por ello justifican este tipo de explotación. Sin embargo, el principal interés de todos los animales es disfrutar la vida en libertad, y por eso resulta paradójico mostrar preocupación por el interés del animal en no sufrir mientras se olvida por completo su interés principal. Además, no es cierto que los animales no sufran en estos lugares, pues toda explotación genera sufrimiento. Es sufrimiento que te separen de los tuyos, que te alejen de un lugar donde te encuentras cómodo, que te encierren en un camión sin poder entender qué haces ahí dentro y qué te va a ocurrir, que te lleven por un pasillo por el que puedes sentir el miedo de tus compañeros, escuchar sus gritos, oler su sangre… Todo esto es sufrimiento, y es lo que les espera a los cerdos de las explotaciones extensivas y ecológicas. Asimismo, las granjas extensivas o ecológicas son negocios donde los animales son un medio para convertir costes en beneficios, y por tanto, los intereses de los cerdos no son tenidos en cuenta.[1]

Explotaciones intensivas [1]

Hacinados, viviendo sobre sus propios excrementos, su mirada lo dice todo.

Se considera sistema de explotación intensivo “cuando los ganaderos alojan a sus animales en las mismas instalaciones, donde se les suministra una alimentación fundamentalmente a base de pienso compuesto, incluida la explotación al aire libre, denominada «sistema camping» o «cabañas»”.

En cuanto a la explotación intensiva, resulta esclarecedora la definición ofrecida por el portal Agroinformación.com, donde se afirma lo siguiente: “Supone una forma de explotación altamente tecnificada dirigida a situar al ganado en condiciones tales que permitan obtener de él altos rendimientos productivos en el menor tiempo posible. En porcino se realiza la explotación ultraintensiva, con animales en cubículos y ambiente totalmente controlado”.

Existen cuatro tipos de explotaciones intensivas de cerdos:

Explotaciones de producción de lechones. Son separados de sus madres a los pocos días de nacer, provocando un terrible trauma a madres e hijos. De estas explotaciones se obtiene el llamado “cochinillo”, es decir, bebés en periodo lactante a los que se asesina para ser devorados.
Explotaciones de producción de cerdos cebados. Se compran lechones y se ceban con destino al matadero.
Explotaciones de producción de reproductoras. Son centros de selección de cerdas que serán destinadas a ser embarazadas y separadas de sus bebés durante toda su vida, y que también irán al matadero cuando su capacidad reproductora no proporcione el suficiente beneficio económico a los explotadores.
Explotaciones de ciclo cerrado. Realizan todo el proceso en la misma explotación.

Mientras que la ley exige que cada cerdo tenga un espacio de entre 0,15 y 1 metro cuadrado (en función de su peso), se exige que el espacio dedicado a que vivan las cerdas esté entre 1,64 y 2,25 metros cuadrados (en función de si son o no jóvenes).

La legislación sólo exige que los cerdos sean alimentados una vez al día. Existen prohibiciones de inflingir lesiones a los cerdos, pero hay ciertas prácticas que están explícitamente permitidas y que se suelen realizar sin anestesia: reducción de los dientes, acortamiento del rabo, castración de los cerdos y anillado del hocico.

Al ser introducidos en los cubículos, los cerdos luchan desesperadamente por su libertad, mordiendo y golpeando los barrotes metálicos. Esta privación de movimiento les crea una terrible frustración, como nos ocurriría a cualquiera de nosotros, y acaban padeciendo graves problemas mentales. Pero estos no son menores que los físicos. Al ser razas modificadas genéticamente a través de experimentos eugenésicos para producir el mayor número de kilos de carne en el menor tiempo posible, alcanzan un peso que sus huesos apenas pueden soportar. Además, sufren diversas enfermedades y problemas respiratorios debido a las condiciones de hacinamiento y falta de higiene. Los excrementos de los cerdos quedan depositados en fosos bajo el suelo enrejillado, que en muchos casos no son vaciados periódicamente.

Muerte

Tras el aturdimiento, los cerdos son colgados bocabajo por las patas traseras, transportados hasta el matarife que va a degollarlos, produciendoles una incisión profunda en la papada hasta llegar al corazón. La mayoría de los cerdos mueren desangrados antes de llegar a la cámara de escaldado, donde muchos aún estarán conscientes.

Granjas de cerdos en Castilla y León

Una investigación de Igualdad Animal.

Hazte vegano: Los animales no somos comida. Todos los productos de origen animal suponen sufrimiento y muerte, la carne, el pescado, la leche, los huevos, la miel y sus derivados.

Fuentes:

1 : http://www.granjasdeesclavos.com/cerdos/explotacion